Una de las mayores preocupaciones
que manifiestan los chilenos en todas las encuestas, es el tema de la Salud. La
atención oportuna, humana y de calidad es prioritaria para cualquier familia,
ya que sabemos bien el drama que significa enfermarse, accidentarse o tener una
patología compleja. Los bingos, completadas y peñas solidarias en beneficio de
algún niño, adulto o anciano que no puede cubrir el costo de un tratamiento, se
multiplican cada fin de semana en barrios populares y en amplios sectores de la
clase media.
La implementación de políticas
públicas en salud, han sido exitosas y reconocidas a nivel mundial, como el
AUGE o GES, que asegura acceso a tratamientos oportunos, de calidad y con
protección financiera. La “Ley Ricarte Soto” que ha beneficiado a 4.430
personas sin cobro alguno en 14 problemas de Salud. La Ley de Etiquetado de Alimentos,
una de las políticas de nutrición más importantes de los últimos 50 años, los
programas de vacunación, la construcción de 20 nuevos hospitales y otros 40 en
proyecto, los 332 nuevos establecimientos para atención primaria, los programas
de formación de 4 mil nuevos médicos especialistas, son hechos concretos y
verificables. Nadie puede dudar de los esfuerzos y logros en esta materia, pero
aun así un malestar persiste en la ciudadanía.
Las largas, tediosas y a veces
humillantes listas de espera en el sistema público, es una problemática
particularmente compleja para el sistema de salud, donde se pone en evidencia
el complejo diálogo entre los niveles primario y secundario de atención. Buscar
una solución, no pasa por medidas populistas ni menos por manipular cifras,
como lo demostró un informe de contraloría, sobre la supuesta “eliminación de
las listas de espera AUGE”, en el gobierno de Piñera.
Hay soluciones técnicas posibles
de llevar a cabo, como implementar plataformas online, Hospitales Itinerantes, Unidades
de Cirugía Mayor Ambulatoria, aumentar la disponibilidad de horas médicas, consultas
de especialistas en la propia Atención Primaria de Salud, entre otras. También
debemos fiscalizar las horas médicas de producción en hospitales públicos, crear
un programa de capacitación a los equipos de salud, establecer Médicos Gestores
en cada Centro de Salud Familiar, además de buscar en conjunto con los usuarios
del sistema de salud, mediante políticas de participación ciudadana, soluciones
generales y particulares que ayuden a disminuir, para luego terminar con las
listas de espera.
No es magia, no es parafernalia
ni marketing, es continuar y mejorar poniendo en el centro no solo al aparato
público, a los médicos y funcionarios, sino a las personas que piden, exigen y
merecen calidad, oportunidad y sobre todo un trato digno, humano y eficiente en
el momento que más lo necesitan. Basta
de palabras bonitas, es hora de hacer y no de prometer, los ciudadanos y
ciudadanas de nuestro país se lo merecen.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario