diciembre 16, 2020

ÑUÑOA ENTRE LA MELANCOLÍA Y SU DESTRUCCIÓN

 



Está claro que Ñuñoa ya no es la apacible Villa del Siglo XIX, donde sus habitantes se abastecían de agua del canal San Carlos y que en tiempos de sequias o limpieza del Canal, debían beber de pozos de aguas estancadas. Hoy en día los ñuñoínos contamos con todos los beneficios de la modernidad, el Metro recorre nuestra principal avenida y no tenemos que viajar cuatro horas desde la Alameda hasta avenida Ossa, en un carro tirado por caballos o en coches y victorias.

Actualmente estamos entre las diez comunas con más habitantes de Santiago con más de 240 mil personas, muy lejos de los 500 vecinos del año 1890 o los 1.197 del año 1903. Cuando mi abuelo materno se vino a vivir a Ñuñoa a fines de los años 40, sus amigos le aconsejaban no vivir tan lejos de Santiago en un barrio alejado de la mano de dios, muy cerca de la Cordillera y lejos de la “civilización”.

En esa época se veía con horror que los niños y niñas “de bien” estudiaran su educación secundaria en un colegio laico y mixto como el Liceo Experimental Manuel de Salas que estaba ubicado primero en la Plaza Ñuñoa y luego a fines de los años 40 en Brown Norte. La educación secundaria no era para todos, recién en 1951 se funda el actual Liceo 7 José Toribio Medina, que recibió y recibe a generaciones de ñuñoínos.

Ñuñoa ha sido siempre hogar de innovadores, liberales, soñadores y progresistas, no en vano el 21 de agosto de 1910, se realizó el primer vuelo en Chile desde la Chacra Valparaíso ubicada en Ramón Cruz con Irarrazabal en la Actual Villa Frei. Claro que el progreso a veces demoraba en llegar, como el alumbrado público que recién comenzó a funcionar en toda la comuna a finales de la década de 1910, 35 años después que, en Santiago, por conflictos con la compañía Chilean Tramway and Light.

La Plaza Ñuñoa era el centro de los paseos domingueros, al igual que otras plazas y parques de la zona, lo mismo que sucede hoy en tiempos de pandemia. La vida bohemia existe en Ñuñoa desde que funcionaban las quintas de recreo del barrio Los Guindos, luego en la misma plaza Ñuñoa comenzó a funcionar El Dante desde 1949, La fuente suiza desde 1954, Las Lanzas en 1964, el Teatro de la Católica (ex teatro Dante) en 1948. En los ochenta: La batuta, La Tecla, El Amor Nunca Muere, el antiguo Nuñork donde se organizaba la lucha contra la dictadura.

Ñuñoa también es presente y futuro, acoge a sus nuevos vecinos y visitantes de paso, es abierta al mundo y a las nuevas ideas y tendencias, pero a la vez necesita mantener viva sus tradiciones, sus barrios. Es una comuna con historia de planificación urbana, diversa, humana, incluso provinciana, que ve con horror su destrucción simbólica por el mal gusto de las nuevas edificaciones que son una oda a la aberración y el mal vivir. Salvemos Ñuñoa, no la dejemos en manos de los que la venden por cuatro monedas de estiércol.

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